martes, 15 de noviembre de 2011

Meditación efectiva para apaciguar la mente

La meditación esencialmente busca la quietud de la mente, y la sensación-realización de la persona permaneciendo en ese estado.

No soy un especialista en meditación, ni en yoga. Pero por mi experiencia, intentaré echaros una mano par frenar un poco las mentes más alocadas.

Supongamos que una persona está superando un momento difícil, lleno de circunstancias angustiosas que aceleran la producción de pensamientos negativos y descontrolados.

Es muy posible que en este momento acudamos a la meditación para intentar apaciguar el desaguisado mental. Sin embargo, al intentar dejar la mente sin pensamientos, en ocasiones resulta prácticamente imposible. Podemos sentir de hecho una gran tensión en nuestra cabeza. Podemos concentrarnos en esa misma tensión, intentándola no juzgar, ni pensar en ella, ni etiquetarla, con el propósito de ir transmutándola en paz y conciencia. Sin embargo, quizás esté la mente tan alterada que no podamos encontrar la forma de frenarla.

Cuando el visualizar un objeto o un color no funcione, y estar atentos a las sensaciones de nuestro cuerpo tampoco, entonces los mantras pueden ser una eficaz forma de frenar dichos pensamientos.

Un mantra puede consistir en pensar unas palabras para limitar nuestro pensamiento. Al visualizar palabras, estamos "ocupando" un poco a nuestro parloteo mental, centrándolo donde nosotros queremos.

Así, podemos usar palabras como "Dios es", o "Yo soy", y repetirlas cada cierto intervalo de tiempo, de una forma que nos resulte cómoda. No es necesario repetirlo mientras mantengamos espacio y silencio interior. Podría oscilar entre 20-30 seg y 1 minuto.

O como Tolle nos recomienda, hay una pregunta muy interesante: ¿Quién soy yo? Que provoca un silencio interior muy fecundo. Nos advierte también Tolle estar atentos si la mente nos lanza alguna respuesta, y desecharla, sea cual fuere la misma, pues estaría etiquetándonos y formando nuestro ego.

Hay un mantra que a mí especialmente me gusta mucho, y es la frase ¿Qué siento yo?. Me gusta porque además del silencio que provoca esa pregunta, automáticamente nuestros pensamientos "deciden" detenerse para poder contestar, por lo que resulta más fácil conectar con nuestro cuerpo interno, que es sentirnos por dentro, nuestro flujo de energía.

Para las mentes más inquietas, Tolle recomienda una antigua práctica muy útil, consistente en contar del 1 al 10 inspirando, y decrementar del 10 al 1 espirando. De esta forma, mantenemos a la mente más ocupada, y gradualmente, tras unas semanas, o quizás 1 ó 2 meses, podemos ir disminuyendo el número de la cuenta: del 1 al 6, del 1 al 3...

Y si tras pasar algún bache emocional no conseguís parar "el carro" de vuestro cerebro, entonces no os juzguéis. Trataos con amor y paciencia, y muy pronto cederá esa barrera... probablemente antes de lo que pensáis.

Recordad siempre que utilizar un objeto interior para meditar persigue el objetivo de alcanzar esa quietud interna tan deseada. No obstante, para alcanzarla se debería eliminar el objeto utiliado una vez nos mantenemos en ese estado de tranquilidad o quietud que buscamos. Detrás de ese objeto utilizado, dejándolo a un lado podemos encontrar nuestro espacio interior, fecundo, balámico y renovador.

Finalmente, tened en cuenta también que la meditación no debe consistir en ser un camino para llegar a algo (incluso a meditar más profundamente), pues si nos dirigimos hacia algo, sea lo que sea, perderemos conexión con nuestro espacio interior, nuestro presente. El grado de conciecia que consigas dependerá de ti, pero no es cuestión de recorrer ningún camino, pues en cada momento te encuentras ya en la propia meta.

Os deseo paz interior a todos,

Óscar

No hay comentarios:

Publicar un comentario