
Y el sabio, tras hacer un agradable silencio, sonrió y contestó con una gran calma: Es muy sencillo. Cuando como, como.
Y el discípulo le contestó: Bueno, pero ¿y qué más hay que hacer?
Y el sabio añadió: Mmm... y cuando duermo, duermo.
Estas pequeñas frases invitan de forma muy natural a saber vivir cada momento plenamente. No dejarse llevar por los pensamientos a un lugar diferente donde nos encontramos.
Por tanto, la próxima vez que vayáis a comer, si lo hacéis en compañía, observad cómo come vuestro alrededor.

Fijaos cómo la tendencia a comer acelarado y sin pensar suele provocar que muchos comen en exceso, o les siente mal la comida, pues no son capaces de escuchar a su cuerpo cuando les dice: gracias, ya estoy plenamente satisfecho.
Cuántas personas necesitan llenarse la boca para acelerar más el proceso aún, cuando el gozo llega justamente haciendo lo contrario! Pese a no haber investigado sobre ello, estoy seguro que los palillos chinos fueron utilizados para el pleno deguste de la comida.
Y una vez lo hayáis observado en los demás, observaos a vosotros mismos.

Si dejáis de divagar sobre cualquier cosa mentalmente y os centráis en el acto de comer, con pequeños silencios fecundos, quizás os veáis descubriendo un nuevo gozo escondido. Y es muy posible que sepáis con mayor certeza qué os sienta bien, qué no, y cuál es la cantidad exacta que hará que estéis al 100% de vuestras capacidades. Bienvenidos a la dieta del presente!

Que os aprovechen las próximas comidas!
Un cálido abrazo
Hola.
ResponderEliminarMuy buen punto para reflexionar, no solo en los alimentos, pero en todo lo que se hace deberíamos centrar toda nuestra atención, muy ingenioso lo de los palillos chinos, solo sujetan una pequeña porción de alimento.
Un abrazo.
Ambar
Efectivamente Ambar, en cada cosa que hacemos deberíamos dedicarle el mismo amor y la misma delicadeza!
ResponderEliminarLa próxima entrada similar que escriba quizás hable sobre "El arte de limpiar el baño es el arte de vivir!" Y si no, fijaos en la película "El guerrero pacífico", que buen entrenamiento espiritual era ;)
Un abrazo